Del Mirador a las fuentes, los pilones, el sugestivo paisaje de la Campiña o bodegones que recrean ambientes domésticos y cercanos, han pasado casi treinta años.
En esta larga trayectoria la evolución de la pintura de Desiderio Delgado ha sido ascendente. Las composiciones y el color de sus lienzos han ido alcanzando una meta que ya se intuía como su objetivo desde los inicios de su trayectoria artística.
Pero evoco ahora no solo al pintor que conocí allá por 1986, sino al amigo junto al que he recorrido y compartido casi toda mi vida, nuestra vida en Córdoba, ciudad a la que ambos llegamos jóvenes y cargados de unas ilusiones que seguimos compartiendo.
Fuensanta García de la Torre